lunes, 31 de marzo de 2008




domingo, 30 de marzo de 2008

Notas I - el cine moderno

Belleza y precariedad de las cosas.

la fotografía, pone en crisis la idea de copiar el mundo con el arte: ilustración.

Walter Benjamin:
el cine y la foto ponen en crisis la idea de la mímesis y del arte.

Adorno:
¿se podrá hacer poesia después de Auswitch?

Auswitch (trabajo y destrucción humana)
crisis brutal de la idea de ilustración

progreso - hombre como centro del mundo
cientificismo - positivismo




idea de la ciencia
Adorno y Horkheimer cuestionan la idea de progreso.
crisis de la modernidad-crisis del arte
géneros-autor-copia

la memoria del pasado y del presente

¿Qué es lo que se puede filmar después de Auswitch?


Italia – Neo Realismo (entorno) - “abre las puertas”

fabrica de sueños



figura de la invidencia, el mundo no es evidente.

idea del viaje, no como conocimiento.
viaje sin sentido, vacío.

Figura de la no-reconciliación

Rabia

personajes que no se pueden reconciliar con el mundo y su sistema
político y económico.

la idea de la no-reconciliación


Imágen movimiento


Qué es lo que pasara después?

Conflicto, personajes, acción (causa-efecto)
Espectador pasivo - montaje lineal

Año 1945

Imagen tiempo


Qué es lo que estoy a ver?

Espectador activo – tiempo cíclico


personajes
incapaces de actuar

Año 1960

cine-autor: forma de discurso estético, político…
en la época en que la idea de autor entra en crisis.


fin de la evidencia – no reconciliación con el mundo

Qué es el cine?


relación con la realidad
forma de capturar el mundo
búsqueda de un camino de verdad

crisis de la cámara como lugar expresivo
crítica al montaje (manipulación ideológica)
idea de puesta en escena

¿cómo se puede capturar el real?

largos planos

cineastas que creen en la imágen

la belleza está en la expresividad de la cámara

o

cineastas que creen en la realidad

la belleza está en el mundo

más importancia a la escena que a la cámara

espacio de representación

donde los actores no simulan el mundo
están representando otra cosa

literatura (construcciones)

diálogo con las otras artes

personajes no-reconciliados

viaje de reconciliación


retorno a la modernidad


arte de la puesta en escena


o bricolaje









sábado, 29 de marzo de 2008

La inquebrantable ingenuidad de Robert Walser


Robert Walser nació en Biel (Suiza) el 15 de abril de 1878 y murió, caído sobre la nieve, el día de Navidad de 1956. Su vida, semejante a la de sus personajes, fue inquieta y errática, siempre escapando a cualquier forma de duración o permanencia. A los 14 años abandonó los estudios y ejerció los más diversos oficios: fue empleado de banca, secretario, archivero; incluso sirvió de criado en un castillo de Silesia. Walser despreciaba los ideales de prosperidad, aborrecía el éxito, era incapaz de someterse a ningún tipo de rutina o atadura. Vivió siempre, de un lugar a otro, sin domicilio fijo, con graves problemas económicos. A partir de 1925 empieza a sufrir trastornos nerviosos y alucinaciones auditivas; se embriaga y tiene periodos de enorme agresividad. Su hermana Lisa, la única ayuda constante que recibió, le recomienda que ingrese en un sanatorio psiquiátrico.

"Su experiencia con la 'lucha por la existencia' le lleva a la única esfera en que esa lucha no existe, al manicomio, el monasterio de la época moderna". Ingresa, probablemente con alivio, en el manicomio de Waldau, de donde será transferido, en 1933, al sanatorio de Herisau. Allí permanecerá, silencioso y olvidado, hasta su muerte. A semejanza de su admirado Hölderlin, Walser enmudece en vida. Sus libros habían despertado el entusiasmo de algunos escritores: Kafka (que lo leía en voz alta a sus amigos), Christian Morgensten, Robert Musil, Walter Benjamin, pero no habían encontrado su público.

"El único suelo en el que el poeta puede producir es el de la libertad".

En sus textos, las palabras son un fluido casi natural de su imaginación. Su estilo es siempre de aire libre, de vagabundeos y ensoñaciones. Cuando se demora en las descripciones las activa por dentro, dotándolas de vida propia, de movimiento. A veces se detiene y las descripciones adquieren la condición de personajes. A todo superpone un tono de indecisión, de duda aparente: "Pluma, si no me asistes, no sé cómo avanzar". En el fondo está advirtiendo que probablemente miente, que acaso el texto no sea más que una tentativa de fuga, un modo incluso reprobable de embozarse en las palabras. Walser devuelve a la escritura su propia suficiencia mientras él se consume escribiendo. De ahí que, en su mundo de renuncias, de propensión a la desaparición, incluso sea deseable prescindir de los artistas: "Es bueno que los hombres no tengan necesidad de artistas para ser gente artísticamente despierta y talentosa". 

Sus personajes están dotados de una rica disposición ante la belleza, quieren disfrutar de sí mismos, pero les horroriza tener éxito en la vida. Deambulan y dedican sus esfuerzos a buscar una habitación, un lugar donde convalecer. Nadie disfruta tanto de la vida, ha escrito Benjamin, como el convaleciente.

Su extrañeza no es sombría, nunca perdió la ingenuidad. Una ingenuidad que no tiene nada de ignorancia o de inconsciencia.

"Su ingenuidad es tan espontánea que después de ser destruida por la conciencia, se presenta tan segura e incólume como si fuera natural". Su existencia fue un compendio de incomprensión, penuria y dolor, pero en sus páginas no se halla ninguna queja. "La peculiaridad de Robert Walser como escritor", otra vez Canetti, "consiste en que nunca habla de motivaciones. Es el más oculto de todos los escritores. Siempre está bien, siempre está encantado con todo". Su obra rebosa de frases tan deslumbrantes como impredecibles. He aquí una que concentra, en su brevedad, su manera de sentir: "En el asunto del amor, todo fracaso es casi una dicha". Aunque escasos y dispersos, no hay ningún lector de Walser que, bajo los efectos de su estilo, que actúa como una música, no se sienta reconfortado y tal vez mejor persona. Leer a Walser nos libera de embrollos éticos y nos limpia de mezquindad. 

Por su "afán de librarse de la conciencia, de Dios, del pensamiento, de él mismo". Walser se mimetiza para no ser descubierto, no compite por ningún puesto social, se desentiende de la maquinaria que engarza al individuo con el poder. 

Church of the Light (1989) - Tadao Ando